Lectores:
Esta historia de la que hoy toca hablar me ha traído a la memoria esta estrofa de un poema largo tiempo olvidado.
"Hallarán los que lo escuchen,
anillos de amaneceres fríos,
noches de oscuro crepúsculo,
inocentes en el cielo,
estrellas de la eternidad."
Es quizá con esos versos como mejor podría describir que me pareció a mi esta obra de Beatriz Naveira. Más se hace necesario que diga la razón de ello. Volví a leer esta obra no después de leer novelas de fantasía precisamente más bien lo hice tres la lectura de "Viaje al oeste" (si, ese viaje al oeste que pensáis relacionado con un tal Sun Wukong o Son Goku), pero también dos obras de Yukio Mishima "El Pabellón de Oro" y "Caballos desbocados". Y, todavía con esa imagen de Japón y del Lejano Oriente fue que me enzarce en la batalla de leer esta historia. Debo reconocer que el sentimiento fue profundamente distinto a lo que sentí la primera vez que la leí después de leer "La Cazadora de Profecias" de Carolina Lozano.
Así tengo que decir que esta obra me sorprendió doblemente pues no vi una imagen de fantasía si no de un Japón muy real, además de también por como la autora juega con la idea de transitoriedad de todo, de la austeridad y de la culpa. Hablando de la culpa en el sentido de convivir con la culpa que siente o sienten algunos de los personajes y que me ha hecho pensar en los textos de Daisaku Ikeda o de Toshiniko Izutsu pero en una narración intuida del dinamismo del cine de artes marciales.
Fue un golpe positivo como lector ver como se juega en la obra con ideas como el nudo, la cultura, el cuerpo, el alma y los paisajes. Y, lo mejor, es que es realizado de forma totalmente orgánica natural.
Otros versos decían y veo también buenos para incluir aquí:
"Siente el suave tacto de la hierba,
acariciando tus pies, gratificando,
las palabras que usas en tus lecturas."
Lo creo por algo tan sencillo como esa concepción de lo que es la idea del shibumi en la conciencia japonesa. Es algo que en esta novela yo he percibido gracias a la fluidez en que se pasa de unos diálogos a otros sin que todo cambien como es el caso del diálogo entre Ryota y Kira (y. no, no es el Kira de "Death Note") que dará paso a como Murasaki habla de "la cúpula" que me ha llevado un poco a imaginar como Stephen King podría hablar de "su cúpula". Además, la obra me ha llevado de nuevo a ver esa fusión en una misma historia de elementos lejanos que viajan desde obras como "Ninja Scroll" hasta obras como la saga de "Hijos del Dragón" de Lucía González Lavado o la saga de "Tatuaje" de Ana Alonso y Javier Peregrin.
Ha sido para mi una de esas obras que me ha sorprendido para bien desde la primera vez que la leí hace algún tiempo atrás hasta llegar a este nueva lectura. A los que les guste la aventura, la magia y el mundo oriental puede que les guste esta obra tanto como al resto de lectores que se atrevan a lanzarse a su lectura encuentren el libro con la portada que encuentren su contenido seguro que les sorprenderá.
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