Su lectura triste, apagada, me ha recordado el capítulo "Gandalf" de "La Partitura" de Monica Rodríguez donde se dice:
"-Veo dos mundo- decía-. El bono y el malo."
También las palabras de Leon Blog:
"Hay regiones en el corazón del hombre que no existen y en las que tiene que entrar el dolor para que puedan existir."
Si, la historia de Isadora, de Gala, de Telma y Celia, de Pio, Amparo, Rodrigo, Rafa e incluso Julián me recordaron esa parte brumosa de la vida, que nos hace languidecer, desear desaparecer o revolvernos airados cual dragones a los que quieren arrebatar su tesoro.
Nos habla del amor tal y como debería existir en las familias, entre los amigos o enamorados, entre compañeros de trabajo o entre jefes y empleados. Puede parecer infantil o muy optimista; sin embargo, se percibe cierto toque existencialista donde "el infierno son los demás", donde el ser humano está "condenado a ser libre" y a vivir la angustia, de la desdicha, de la traición o del amor. Más lo hace como Gabriel Marcel buscando lo común, lo que une y lo que es reconciliable del ser humano.
En cierto sentido la obra es un exorcismo de hechos pasados y presente de cada personaje que en unos casos se expanden mientras que en otros no explosionan uno impresionan desapareciendo y dejando un vacío, es el caso de Julián.
La obra en sus dos partes, presente y pasado, tiene esa parte triste pero vital y bella de los cuadros expresionistas de Van Gogh o de Hodler.
Es una obra intensa y, en ocasiones, extática pero que se presenta como algo observado, más no abandonado, por el viso de una cámara.
Vale la pena su lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí puedes dejar lo que te parece cada uno de los comentarios.