Amantes del cómic y del manga:
Estos cómics que adaptan la obra de Yoshioki Kawajiri me han invitado a meditar, a alejarme de lo que inicialmente uno espera ver con una adaptación de una película de animación, sobre todo cuando es un anime japonés, y lo que uno encuentra realmente cuando mira las portadas y abre las páginas para iniciar esa lectura. Es una cosa que sobre todo los que hemos visto la película o la serie debemos tener muy presente antes de ponernos a leerlo.
Inicialmente esperaba algo estilo manga, ya había visto algo de ese corte o parecido en WildStorm, pero está claro que no es lo que DC Comics a través de este sello nos quiere mostrar u ofrecer. Tal vez un adelanto de lo que iba a llegar en el estilo de sus cómics en los últimos 5 años. Sí, tal vez fue un poco eso.
En un principio ya desde las portadas vemos un juego entre el estilo de muchas cubiertas de manga y cubiertas se podría decir que clásicas de cómic americano, en formato de autor y no portadas de tipo comercial para la época en que fueron publicados. Una estética que irá fluctuando pero siempre sorprendiéndonos. Convirtiéndose en un ejemplo de como fuera de Japón se puede hacer una buena versión de cubiertas que perfectamente algunas de ellas podrían encajar en las de la película anime de Kawajiri o posteriormente en la serie de anime.
En cuanto a la adaptación al cómic es sorprendente, muy bien guiada y sabe trasladar muy bien la historia que tanto nos emocionó a muchos cuando vimos el anime por primera vez. Muchos se quedan con las escenas violentas o sexuales (sin llegar al hentai) pero la historia que se nos cuenta es redonda y tiene mucho más que eso pues en todo momento está perfectamente encuadrada en el Japón feudal a pesar de la fantasía que encontraremos. Estos cómics tienen todo eso pero además se presentan con una fuerza especial en su narrativa totalmente distinta de la que tiene el anime en cualquiera de sus versiones. Eso fue algo que me impacto tanto como si el personaje que se convierte en piedra me pegase un puñetazo en el estomago, o como si la ninja Kagero o Zakuro depende del lado en el que te pongas se acercase y me abrazase de forma apasionada.
A nivel de ilustración los personajes que salen en el anime son perfectamente reconocibles en el cómic en unas páginas llenas de fuerza y un estilo que por momentos, pensemos que son de 2006, me recuerda al de autores que están publicando actualmente tanto en DC, como Jorge Jimenez, o en Marvel, como Sergio Dávila.
Sí, parece que en estos cómics en cierto grado se adelanta un estilo que hoy en día no sólo es común si no muy comercial a nivel estético, y que además tiene calidad y maestría. Veo en estas páginas retazos que me recuerdan algunos pasajes de los cómics más actuales de Batman o Superman, en DC, incluso Flash; y, de Conan, Wolverine o Spiderman, en Marvel. Incluso he visto algunas páginas estéticamente hablando parecidas en algunos cómics de Star Wars actuales. Si, amigos lectores, me refiero al trazado del diseño de los personajes, su estética tanto como al colorido que tienen las escenas de las viñetas o las páginas es de lo que estoy hablando con estas palabras que he estado escribiendo, quizá no con mucha fortuna sobre lo que quería expresar.
En definitiva, creo que DC Cómic o WildStorm podrían, incluso creo que deberían, reeditar estos cómics le pese a quién le pese. Son cómics que tanto en su conjunto como de forma individual emocionan al lector e invitan a querer dibujar y escribir buenas historias o guiones.
Así que buscadlo como tesoro escondido en bibliotecas y librerías, en las cajas que guardáis en el sótano o en el trastero para leer estos cómics y esta historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí puedes dejar lo que te parece cada uno de los comentarios.