sábado, 18 de octubre de 2025

"El Asedio de Troya" de Theodor Kallifatides.

 Amigos lectores:

Existen libros que te traen recuerdos. Recuerdos de cuando uno es estudiante y está aprendiendo.

Este es uno de esos casos. Más no os engañéis pues lo que vino a mi no fue nada de Homero tampoco de Virgilio. Lo que llegaron a mi fueron unos versos de Federico García Lorca que decían:

"Cuando llegaba la noche...

Noche qué noche nochera...

En la noche platinoche

Noche qué noche nochera..."

Versos que tal vez me vinieron a la mente por la idea de la reiteración en la obra respecto a las guerras.

Más, ¡centrémonos! Largo tiempo hace que leí la Ilíada, la Odisea y la Eneida seguidas. Tres obras enlazadas por la guerra de Troya que tanto juego da a lo largo de los siglos en literatura, cine, cómic...

Hoy he descubierto una novela, esta novela, que no me cansaría de leer. Rápida, fugaz como la vida, rápida como la muerte, pero a la vez con un toque tan amable que la hace incluso en ciertos momentos parecer dulce en la desgracia. Si, amable incluso teniendo en cuenta los contextos donde se encuadran las dos historias que hay en ella y donde se produce ese encuentro entre el protagonista y la historia de Troya de la mano de una profesora a la que tachán de "bruja".

Voy a ser sincero. He disfrutado mucho con su lectura; y, eso es algo que como lector se agradecer. Me refiero a libros que pese a la temática y la historia uno disfrute leyendo. Escribe el autor al final del libro: "Ya desde mis años en el instituto, la Ilíada me ha despertado fantasía y admiración."  Concuerdo totalmente con sus palabras respecto a las obras de Homero, aunque en mi caso la obra que me acompañó desde tiempos escolares fue la Odisea. Si, lo hizo a través de series de televisión como "Ulises 31" y sobre todo con las adaptaciones narrativas que venían en los cómics de esa serie o en los libros de lecturas del colegio. También de la mano de algunos profesores y profesoras.

Recuerdo a compañeros que se enamoraron como el protagonista de la profesora de latín en el instituto. Si, este libro me recordó ese punto tanto como las amigas que hice en el colegio o en el instituto que puedo hoy contar con los dedos de una mano. 

Con esta lectura el autor a conseguido crear un maravilloso puente que permite aventurarse en la épica de Homero sin miedo a su extensión o a su exigencia. A la par que nos habla de la vida común durante tiempos de guerra de un niño y una docente en la II Guerra Mundial como los aqueos y troyamos en la guerra de Troya. Además muestra como un buen docente puede ser ese mago cálido y efusivo que todo alumno anhela en el viaje de aprender y que inspira a desear tener nuevos conocimientos tanto como ampliar nuestro nivel de lectura junto a la calidad de esta.

Definitivamente, creo que más gente debería leer una obra que cuestiona a través de dos tiempos de guerras la moralidad de estas (lo mismo en nuestros días). Una moralidad que no ha cambiado. Siguen existiendo Príamos, Paris, Héctor, Agamenón y Aquiles, siguen existiendo gobernantes como Hitler dispuestos a sin dudar sacrificar vidas de otros, no la suya, incluso como pasa con Ifigenia esas personas sean de su sangre en nombre de una visión superior o divina. A su vez juega con la idea de la morriña con respecto a lugares o personas que es un elemento importante para el autor y que le gusta de forma particular, el recordatorio de la relevancia de la transmisión oral de la literatura y... Bueno, lo que ya dije con anterioridad de reencontrarse de forma amena con la literatura clásica.

Una novela muy recomendable en institutos y clubes de lectura juveniles tanto como en los adultos.

Si tenéis la oportunidad leedla, pues yo pienso hacerlo.