Lectores:
Siempre existe algo que aprender, conocer y encontrar como la música de Charles Gounod y su maravilloso "Fausto" o como los aguafuertes de la serie "Los desastres de la Guerra" de un tal Goya. Aquí también hay una música, se habla de un desastre y de una guerra.
Hace muchos años atrás había unos libros llamados "El Niño quiere Saber..." y donde se nos hablaba del planeta Tierra desde los tiempos anteriores a los dinosaurios hasta nuestra época actual, desde los secretos del fondo del mar o las profundidades de la tierra hasta lo que se oculta a plena vista cuando miramos al cielo. También había los libros de "Erase una vez..." y los cómics del mismo título pero que sólo tenían en común la acción de enseñar, educar, pero que luego lo hacían de forma diferente unos de otros.
Eran aquellos libros que enseñaban a niño, pero también a adultos .
Eso mismo es lo que he sentido con este libro. Ese viaje a la infancia. Eso es lo que he percibido que había y hay en la obra de Martín Barreiro y Ana Mariño donde como en aquellas otras obras que antes citaba se enseña, explica e informa de forma amena respecto a nuestro planeta y el cambio climático. Si, amigos, algunas veces es mediante la enseñanza casi propia de esa enseñanza escolar como se llega mejor en algunos libros cuando se trata de la forma adecuada como en este caso.
Si, es un libro que se lee con facilidad, es comprensible, consigue cautivar con lo que nos está diciendo. Y, sorprende, no solo por ofrecer información actual sino por transmitir información que ya estaba ahí, ante nosotros, pero que parece que no hemos querido ver, reconocer, mirar. No sólo nos habla del cambio climático. No sólo nos enseña. A la par da pautas para rescatar el planeta, ese maravilloso, ese extraordinario planeta A en el que vivimos, curarlo, antes de que todo llegue a un punto irreversible.
Me ha gustado también por que transmite vida con sus ilustraciones y colores, que brilla como un semáforo que nos indica... ¿Qué? Tratad vosotros de discernirlo cuando lo leáis. Debéis leerlo padres, hijos, abuelos.
¡Es pata todas las edades!¡No ha excusa para usarlo de calzador de mesa!
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