Buenos lectores:
Oh, el hermetismo, misticismo y la magia. En casos así los libros son como esas protagonistas femeninas bravas y apasionadas como las de "La Corona negra" o como películas tipo "Las noches de Cabira" de Federico Fellini. Eso como lector siempre se agradece precisamente en libros con esos temas: el hermetismo, misticismo, la manía y similares.
Lo interesante de esta obra es ese aprendizaje particular que tienen los autores del uso del vocabulario y las palabras, pues las palabras verdaderas en las que hay convicción o creencia son aquellas capaces de llegar al corazón o al alma de otras personas. No estamos ante un texto sagrado, para nada la obra busca ese perfil. Con todo ello, en cierto modo, si puede parecerlo pues existen pasajes que llegan a nuestro corazón y permanecen en nuestra memoria de tal forma que llegan a nuestro espíritu y nos dan una fe particular y un conocimiento personal e intransferible.
Así obras como esta se convierten n un encuentro con algo único como la combinación de los estudios ópticos, geométricos y sobre números de Fermat con cuadros como la "Santa Cena" u otro cuadro afín de Alejo Fernández. De esa forma, podría decirse que Louis Pauwels actual como Pedro Fernández de Queirós llevándonos a las islas Marquesas o Tahití y Jacques Bergier como Juan Fernández haciéndonos recorrer el Pacífico entre Perú y Chile.
sin embargo, obras como esta habitualmente no queremos saber de ellas, no queremos que nos hablen de ellas ni pensar que existe una forma de pensar diferente a nuestros deseos o más bien que tengan ideas diferentes a nuestros deseos. Esta obra invita a pensar por uno mismo de forma libre e investigar. Si, no queremos que se pueda creer que existe una forma de pensar distinta a nuestros deseos o que posean ideas diferentes a esa Voluntad que ha creado la sociedad y que acosa nuestro valores más nobles desde todos los ámbitos del día a día.
Esa percepción puede parecer algo triste y desangelado. Es cierto.
Lo bello de este libro es que nos enseña y cuenta cosas con un tono melodramático quizá más propio de películas como "La Perla" o "La red" de Emilio Fernández, sobre todo por esa belleza plástica de su narrativa. Lo hace con la magia de las palabras pues toda palabra que sale o que recibimos ayuda a aumentar la cultura del pueblo, o la nuestra personal; pero, también, puede destruirla.
Os invito a leer esta obra.
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