Lectores:
Hay un número grande de escritores que se especializan en nichos concretos dentro de la literatura. Este es uno de esos casos. Al menos, a mi me lo ha parecido por la redacción del texto, el argumento o por la forma de mostrar la trama.
Decía Joan Baez: "Nadie puede ser verdaderamente rico, si sus vecinos son pobres, y, si tú no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella".
Así se nos presenta esta obra, como el mensaje de esa frase, que recuerda otras obras previas de autores como Enid Blyton o incluso las historias de Scooby Doo.
La obra nos invita a meditar sobre que hacer y con respecto al Bien y el Mal tanto en el mundo de la ficción como en el mundo real. Nos habla dando una respuesta posible a la pregunta ¿Cómo podemos luchar contra el Mal? La obra aporta una respuesta o varias, según miremos.
Nos habla de lo que cada uno de nosotros puede hacer individualmente o en grupo de forma marcada por la educación, el conocimiento y la historia.
Tengo que decir que estuve cercano a dejar este libro pero cuando uno inicia una lectura uno hace una elección libre que hace que ese libro, le guste o le disguste, lo comprenda o no, forme parte de uno. Con este libro pasa eso con unas páginas que son como algo vivo. No, no como "algo" vivo, si no que son muy vivas y que actúan como un ser que motiva, participa y salta con espontaneidad certeza ante nosotros para incitarnos a seguir adelante con él en ese viaje.
En el fondo no sólo es una obra de aventuras, incluso en cierto modo tipo Dungeons & Dragons sino una manifestación de esa evolución espiritual individual y grupal o colectiva que descubre verdades y obra o realiza milagros.
Lo bueno de esta historia es que enseña a corregir los propios errores con conocimiento de aquello que ha llegado y llegará.
Os lo aseguro: hoy tras estas palabras os invito a leer este libro como una virtud coronada de ramas de laurel.
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