lunes, 15 de enero de 2024

"La Vida de Pi" de Yann Martel


 Oh, Lectores:

¡Mirad!¡Procesionad!¡Tocad!¡Saltad!

Oh, lectores, perderos libremente en la bondad, o simplemente soñad...

Al hablar de esta obra de Yann Martel no puedo por menos que recordarme de la serie de "Salavin" de Duhamel pero visto desde esa mirada artística y única de pintores como Raoul Dufy o científicos como Renato Dulbecco. Y eso me hace volar como si fuese un personaje del "Ulises" de James Joyce por las calles de Dublin, ciudad a la que me gustaría viajar, por cierto. Más no, no lo digo en un sentido dialéctico si no en el sentido literal de esa fantasía que tienen personajes mágicos como Dulcinea del Toboso de Miguel de Cervantes o como la de aquellos que aparecen en "El libro de la Selva" bajo aquella animación maravillosa de Disney.

Si, "La vida de Pi" tiene esa magia de "El aprendiz de brujo" de Paul Dukas. Y, eso es algo único y maravilloso, pero que tal vez no sea del agrado de todos los lectores.

Mirando esta obra la podemos encuadrar en esa obra de fantasía actual que dirige la mirada hacia la magia propia de esa explosión de colores y sonidos propia de países lejanos de Oriente, de esa Persia  e India míticas de "Simbad, El Marino" y del Bhagavad Gita.

¡Oh, si!¡Lo veo! ¡Si, lo veo! Veo como  con obras como esa que muchos lectores van a echar de menos tener esa mirada infantil, esa mirada de cuando se es pequeño, y que como truco de mago nos hace sentir precisamente como eso: niños. No cualquier tipo de niños. No. Nos hace sentir como niños con zapatos recién comprados. 

Si, ¡Que apsióon!¡qué amor! Realmente amigos estado en una obra que gusta al lector y se hace amar por él; y, es para mi siempre es algo emocionante de descubrir en los libros que se me presentan para leer a lo largo del tiempo y que no sucede de forma tan habitual como algunas veces pueda parecer por mis palabras.

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