Un saludo amigos lectores:
En un fragmento de "El Camino de los Hombres" de Martin Buber se decía: " Haz el bien y aléjate del mal. Desvíate, pues, totalmente del mal, no te tortures y obra el bien. ¿Habéis cometido el mal? Haced el bien para repararlo..." Es lo que vino a mi mente al leer esta novela, este thriller lleno de acción, de misterio y con un clima que recuerda una "noche de perros y gatos" (como dicen los británicos, con fuerte viento y lluvia).
Una obra que por momentos traslada ese sentimiento de que la vida pende de un hilo que hay en obras como las de Caryl Chessman. Más si pensamos en obras hacia donde mirar cuando leemos esta tenemos que ir a "Este hombre es peligroso" de Peter Chenney y como dicho autor nos presenta a los personajes y sobre todo a los policiales y agentes del FBI.
con esa estructura tan adaptable para versiones a la pequeña o gran pantalla la novela de Dillard y su narrativa viva, animada que hace una exaltación que casi me parece un eco de la que preconizan algunos novelistas chilenos del movimiento "Del 42", pero con esa frialdadcrepuscular y nostálgica de esa narrativa estadounidense de principios del sigo XX y que es una oda o canto a la lucha por la libertad y contra la adversidad, que nos habla de la caída a un pozo profundo y metafísico donde elementos y objetos extrañamente colocados en la narración crean una peculiar realidad de fotografía en blanco y negro o de pieza grave de Chopin, de nocturnos con fondo musical de piano.
Ni estamos ante una novela de misterio a los Arthur Conana Doyñe ni ante una que se parezca a "El Sueño y la Vida" de Sigurd Christiansen. Estamos ante una versión, no, no una versión sino una asimilación de ese carisma de "La Ratonera" de Agatha Christie o de "Los nueve Sastres" de Dorothy L. Sayers.
Es, en definitiva, una gran juego de dados literario que por nada del mundo uno debe de perderse.
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