A aquellos que leéis uno poco, nada o mucho:
Afronté esta lectura como de niño afrontaba esas excursiones en las que se visitaban belenes gigantes, iglesias o miradores. La afronté como cuando como hocico de cerdo o en un viaje disfruto detenerme en un buen restaurante u otro sitio para comer, hacer visitas y realizar juegos.
Es como ese grito de "¡no vayáis sólo a la feria!" que solemnemente alzan algunos para indicarnos desde un primer momento hacia donde hemos de dirigirnos lejos de todo pecado, mancha o defecto. Más no todo estandarte es lo que parece algunos son como dice el título de esta obra "máscaras" y no simples máscaras o caretas sino "Máscaras de Muerte". Eso es algo consciente y constante en la forma narrativa del autor en esta saga de Harry Dresden como también lo es con su estructura con la que contribuye al arraigo narrativo del personaje, a recordarnos lo previo y aunque circunscrito a un ambiente y localización sea extensivo a todo el mundo.
Para mi de las obras de esta saga que he leído por ahora, esta es el orgullo de toda ella, acoge todo lo previo, magnífica la oscuridad pero traslada misteriosamente confianza, amor, el deseo de ser mejores, la búsqueda de que resplandezca la verdad y también la búsqueda con mayor o menor fortuna de la pureza del corazón o del alma.
Es un grito que quiere liberarnos de esa sordera en la que vivimos o de esa ceguera que a través del sufrimiento nos distrae. Es una novela con esperanza ante la indefensión y un relámpago que nos llama a no ser indiferentes y dejemos que nuestro yo real inflame el corazón con el que el protagonista nos enseña que en lo profundo sobre las seducciones arde algo con vida, pasión y meditación.
Verdaderamente me ha sorprendido y espero que también a vosotros.
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