Lectores:
Si, llegados a este día terminado el libro maravilloso de Jessie Burton "La Casa de las Miniaturas" tengo que decir que su narrativa me hizo pensar en esos versos que componen las espinelas inventadas por el gran Vicente Espinel y me hizo, también, vagar hacia la obra de este "Vida del escudero Marcos Obregón".
La razón es que ante esta obra uno descubre que no es lo que espera. No es una novela de espionaje, aunque hay espionaje en cierto sentido, tampoco la vi como en su momento "El Tulipán negro" de Alejandro Dumas sino que transmite un poco ese mismo sentimiento y percepción de lo que rodea y nos rodea que musicalmente "La Nochebuena del Diablo" de Oscar Esplá representa mediante una cantata que juega con ese nexo entre el espiritualismo y el espiritismo, entre lo bien visto y lo que es condenable.
Se nos presenta una obra coral donde temas como la familia, la posición social, la sexualidad, la religión o la muerte se presentan como caras de monedas diversas pero que todos han de vivir igual que nosotros tenemos que vivir las nuestras, donde la cara que se da al mundo oculta un cruz secreta o todo lo contrario se presentan cruces para ocultar la verdadera naturaleza de las cosas. Junto a ellos el discurso social y religioso, la persecución, la incomprensión.
Es un poco una obra nacida para abrir un debate profundo sobre el presente y el pasado o sobre el presente desde el pasado, sobre lo que se fue y lo que se es o lo que se puede ser.
Dice el Sabio: " Defiéndete con la sonrisa, ataca con el silencio y vence con la indiferencia".
Esta obra puede producir alguna sonrisa, pero con el silencio de sus palabras vence la indiferencia que se transmite en la sociedad actual donde muchos actuan como los personajes de esta novela.
Me ha parecido muy atractiva como lectura y estoy deseando leer su continuación.
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