Lectores:
"Mientras Eduardo reine en esta tierra,
No sabréis lo que es la tranquilidad;
Vuestro hijos y esposos serán muertos,
Y los arroyso desbordaránse con la sangre."
Fueron estas palabras de Chatterton las que me atraparon o me abordaron al leer esta novela de Jim Butcher.
De esta forma parece que la obra no estaría entre mis tres libros preferidos y yo rehusaría la lectura de esde el inicio. Como en muchas ocasiones, sería una novela más a unir a otras leídas previamente c o expuestas en un listado de posibles lecturas. "Tormenta", "Luna Llena" o "La Tumba" aparecerían así reclamando su recuerdo al aventurarme en esta nueva aventura, cerebral, estirada, horrible por momentos, de Harry Dresden.
Mientras recorría su lectura parecía que una profesora me estuviese explicando sobre narrativa, lenguaje, la metarealidad y la subcreación realista. A la vez que, junto a un cubo de basura, leía sentía como si me estuviese atiborrando de patatas fritas o algo parecido. La novela con todo nos enseña esos rincones ocultos que todo lugar tiene, en esas noticias extrañas que algunos coleccionan como otros comen perritos calientes repletos de ketchup.
En realidad me encontré con una historia brillante de esas que toda serie de libros necesita, sencilla, insólita, de esas narraciones o relatos que parecen elegirte más que tú las hayas elegido. Eso es un gran logro por parte de Jim Butcher.
Por su parte también habla de la muerte, que como una hiedra alcanza hasta a los más altos y recubre las colinas llenas de tumbas. Sin embargo, es distinta y llena de flores narrativas y preciosos arbustos descriptivos.
Es una novela implacabla, tal vez esa sensación fue la que me recordó las palabras de Chatterton con las que iniciaba este comentario. Así que en vuestras manos dejo la elección de leerla o no.
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