Mis buenos lectores:
Todos los que buscan obras con romance, que no digo que sean románticas, que quieren leer obras modernas que recuerden a las Bronte tienen en esta novela de Nieves García Bautista esos elementos que buscan en la literatura.
La historia enlaza la típica estampa del romance de café francés con el sentido profundo y emociona del recuerdo transmitiendo esa llamada especial que cada uno de nosotros necesita para vivir.
En mi lista de lecturas este tipo de libro se incluye a los escritos por Ana González Rey también vinculados al café.
Más hablando de esta obra vale la pena unirla a las palabras de Platón: "Podemos perdonar fácilmente a un niño que tenga miedo de la oscuridad; la tragedia real de la vida es cuando lo hombres tienen miedo de la luz." Esas fueron palabras que me acompañaron durante toda la lectura de esta obra con un eco o como un aviso cuya imagen se nos muestra como cuadro de Donatello ante los lectores.
En todo caso es de esas obras que se mantendrían tras leerla en mi recuerdo y que hubiese buscado tal y como hice con "La Pimpinela Escarlata" si la hubiese leído en aquella misma época. Además, tiene un elemento positivo y es que la veo perfecta no para una adaptación a cómic o a cine que sería algo uy interesante si no para una maravillosa adaptación a ese formato olvidado de la radionovela o las adaptaciones de libros para emitir en la radio o como se hace actualmente en podcasts.
La verdad es una obra que me ha hecho soñar y mirar apoyado en el alféizar de la ventana como brillan las estrellas en el cielo o como golpea la lluvia los cristales de la ventana en un sentido que casi me recuerda cierta escena de los creídos finales de Dragon Ball donde Bulma mira por la ventana; bueno, tal vez era en los comienzos, ahora mismo sólo sé que había canción mientras aparecía en pantalla.
Os la ofrezco como una taza de un buen café con una pizca de canela; de hecho creo que es una buena bebida para acompañar su lectura.
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