Buenas lectores de este blog y amigos todos:
Creo que algunas veces ni es una llave no es el destino quien nos lleva a un libo si no tener que completar una serie de libros. En este caso, los de "La Biblioteca de los Muertos" de Glenn Cooper con un libro que en un principio no pertenece a esa serie.
Se podría decir que es un ángel quién guió finalmente la lectura de este libro, y me entristece que este comentario no saliese, no apareciese, persiguiendo los otros, de "La Biblioteca de los Muertos" tal como yo hubiese deseado. Tal vez por salud del blog estaba inscrito en los anales que así apareciese, transcurrido cierto tiempo desde unos comentarios y otros.
Dicho eso, ¿qué decir del libro?
Inicialmente no hay mucho que decir, no existen grandes divergencias o cambios con respecto a "La Biblioteca de los Muertos" o "El Fin de los Escribas" (podéis leer los comentarios pertinentes en este mismo blog) en cuanto a su estructura narrativa. Sin embargo, como en un cuadro o una fotografía debemos profundizar en lo que vemos, en el detalle o en el tema. Es necesario ir más allá de lo obvio para comprender cual es su sentido dentro de algo más grande como es en este caso, el conjunto de la obra del autor, o dentro de lo que puede ser el aprendizaje vital o social del lector que se adquiere al leer. Es lo que yo hice al tener que volver a leer este libro.
Me encontré con un libro ameno, distraído, con una entidad propia donde el misterio tiene la capacidad de ahondar en el alma humana y los propios deseos que anidan en lo profundo de cada uno de nosotros. A pesar de ello, el autor no escribe un libro de misterio o de corte paranormal, no escribe una obra de fantasía o de investigación policial. Lo que hace es un poco como en los programas de investigación de cosas intrigantes o inquietantes, presentar unos personajes, contar unos hechos, y validar las actuaciones de unos y otros según el sentido de la vida, de la ideología y del aprendizaje que ha poblado tanto la vida de esos personajes en ese mundo literario paralelo a este mundo real como la vida del propio autor.
El ritmo de la historia es bueno, muy vital, directo, claro y efectivo. Por consiguiente, creo que es de esas obras que con facilidad se adaptarían a otros formatos de esparcimiento y distracción de la población.
Lo maravilloso de esta obra es ese viaje a través del tiempo por medio del misterio, de la arqueología, de la capacidad de investigar aquello que fue que tiene el ser humano. Así de una forma que recuerda el cine de Alfred Hitchcock el autor hace que el lector penetre en la obra, en los hechos y misterios, en los conflictos de los personajes, en lo que es real y tiene una base que se puede comprobar y aquello que procede del mundo de la imaginación y que el autor sabe enlazar de forma adecuada en su narrativa, en el relato de esa historia.
En definitiva, un libro perfecto para distraerse ya sea como lectura de verano o de forma especial y mágica como lectura en esos meses más fríos cuando no se puede salir tan a menudo de paseo y a disfrutar del aire, el sol y La Luz del ambiente en la naturaleza.
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