Lectores:
Me encontraba escuchando el monólogo de Xan Veiga mientras revisaba el borrador de este comentario cuando recordé como se presentó ante mi esta obra, como una suerte de acto penitencial que llegaba a mi a través de ese elemento que puebla todas las partes del mundo: Internet.
En efecto, en dicha red de redes los comentarios que he visto eran elaborados ya fuesen o no positivos. Como tenía el libro en mi recopilación de Kindle (y aunque no leo mucho en formato digital, pues me cansa muchísimo la vista) pues su argumento me pareció interesante, me lancé a leerlo para hacer mi propio comentario de la obra que espero compagine un poco con todos aquellos que ya podíamos encontrar antes. ¡Ojo! Estuve muy cerca de escribir más que un comentario un monólogo basado en el libro, pero hacerlo hubiese entrañado meter spoilers de cosas que salen en la obra y eso es raro e inusual que yo lo ponga en mis comentarios.
Mirando ya el libro cara a cara tengo que decir que es de esas obras que crea en el lector una noche de vigilia. El lector no duerme, permanece despierto y en vela, nos remueve la imaginación para abrir camino a nuestros miedos y temores. Se podría decir que nos hace mirar el abismo oscuro y los infiernos que nosotros mismos creamos o inducimos. Y eso sucede pese a quien le pese y tenga la edad que tenga. Ahora bien, no lo recomiendo para niños, pues no es un libro para niños. En cuanto a jóvenes y adolescentes, dependería del hábito lector que tuviesen. En cualquier caso, no cierro a un rango de edad sus lectura, pues perfectamente un padre o madre se lo puede leer a sus hijos como también los adolescentes que sean como Juan Sin Miedo pueden atreverse con su lectura. Una cosa, por tanto, es que se pueda hacer y otra que sea lo apropiado.
Dolor, temor, tensión... La obra me asombró por ser mucho más que simplemente leer, conocer y entrar en el misterio que se oculta en sus páginas. Nos invita a no tener miedo del mundo que nos rodea y enfrentarlo, a no recluirnos en nuestra burbuja de seguridad, a ver los problemas y miedos sin negarlos, y de esa forma ser capaces de solventarlos. Es una obra por otra banda que produce incomodidad y que ns empuja a caminar hacia delante buscando sentido a todo aquello que nos produce cuestiones inquietantes, incluso si esas preguntas son peligrosas y pueden atraer el peligro a nosotros.
Con forma de thriller de terror la novela de Fernando Trujillo se nos muestra con humildad, con sus virtudes y defectos, con guiños incluso a grandes hitos del cine, pero apeándose del pedestal de lo que es ese orgullo presuntuoso que se percibe en muchas obras similares. El autor lo realiza para a través de un estilo narrativo muy concreto invitarnos a ir más allá de la mera lectura, y meditar y saber contemplar lo misterioso, como muchas veces lo hacen en algunos programas de televisión, viendo en lo que se lee como cuando uno escucha en el silencio nocturno los sonidos de los animales u otras cosas que se mueven cerca o lejos de nosotros y que en nuestra mente crean una imagen de lo que produce ese ruido o sonido, al leer la obra uno siente como ese susurro de vida o de muerte que nos habla en la oscuridad.
Os invito a leerlo más allá de la pereza o tal vez la indiferencia que podáis sentir al leer estas palabras mías. Creo que con sus gritos silenciosos, por momentos lúgubres, nos interpela, a través de ese viaje del personaje principal y alguno secundario, a buscar la verdad o el sentido de aquello que está sucediendo o nos rodea en plena crisis, para así negarnos a eliminar los interrogantes de aquellos pequeños hechos que nos suceden en el día a día, o en la noche y los sueños.
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