A todos los lectores desde tierras de oriente hasta tierras de occidente:
"Siempre hay cosas que leer, siempre hay cosas que contar, siempre hay cosas que vivir y soñar." Son palabras que hace mucho tiempo en una charla de un escritor que acudió al instituto que nos llamaron la atención y sorpendieron a muchos.
Cosas que leer, que contar, que vivir y soñar. Eso es lo que hacemos los que leermos, buscamos cosas que leer para en ocasiones tener que contar sobre algo, tener un tema de conversación; pero, sobre todo para poder vivir otras vidas lejos de la nuestra propia e incluso aprendiendo algo de ellas y soñar que estamos en, o viajamos a, otros paises del mundo que somos otras personas o que somos los cronistas que observan un suceso o una historia determinada.
Es en ese punto donde la novela de corte histórico con mayor o menor realismo cobra fuerza. No tiene que ser una obra perfectamente real o perfectamente fantástica, no tiene que todo ser constatable documentalmente o imaginado desde lo profundo de la mente del escritor. Lo importante es que la historia nos llegue a los lectores y al primer lector al que debe de llegar es al propio autor. Si al creador de la historia no le llega como historia lo que ha escrito tampoco va a llegar plenamente a los lectores aunque la obra sea profundamente ponderada positivamente.
Tropecé con esta novela algun tiempo después de leer "Assur" y "Los Lobos del Centeno", y bastante tiempo despues de escuchar al autor y departir con él en el evento que el Club Inklings Español organizó en Arzúa. La encontré en una de las cajas de libros que he recibido a través de correo, lo que no he podido ver es quien me la envió.
Seré sincero y tal vez brutal conmigo mismo, pero no con vosotros. Me había olvidado de buscar más novelas de Francisco Narla hasta que me preguntaron desde el club de lectura por libros de este autor más allá de "Assur". El hecho es que posiblemente me llegase esta novela, dijese que tengo que leerla lo antes posible y... Bueno. el tiempo hizo justicia conmigo haciendo que yo tropezase en un vicio que muchas veces he criticado de otros comentaristas: Olvidar los libros que recibimos. No me excuso de mi error. Tropecé. Lo reconozco. Pero más vale hablar hoy de esta novela que no hablar nunca.
Inicé la lectura escuchando como en un susurro las criticas que me habían llegado de los que la habían leido antes que yo. No me amilanaron. Nunca lo hacen aunque digan que es la peor obra de la historia, que en este caso no lo es ni de lejos o de cerca (depende desde donde analicemos la obra).
Me sucedió un poco con esta novela como cuando leía las obras de Emilio Salgari hace ya muchos tiempo atrás. No esperé que fuese una novela historia o de aventuras perfectamente equilibrada sino que me distrajese. Eso lo logró en la primera lectura que hice de ella. Me hizo sentir la ignominia en la que cae el siervo del castillo por no seguir el destino de sus pares pero a la vez como se convierte ese camino en una suerte de camino de lucha por averiguar la verdad de por que sucedió lo que allí paso obedeciendo la última imposición de su señor. Pero también me atrajo el contrapunto del otro traicionado. Sobre todo en ambios casos me recordó esa tristeza de los personajes centrales la misma que se percibe el "El Corsario Negro" del anteriormente citado Salgari. No me fijé en si estaba perfectamente documentada o no, sólo en disfrutar y percibir que me transmitía la novela que me hacía vivir o soñar y sobre todo ver que me contaba lo que leía.
Después de leer un par de veces más la obra con el fin de disfrutar de la novela y sólo eso: disfrutar. Llegó el momento de ir más allá. Así cuando llegué a la quinta lectura (¡Si la léi cinco veces!) comprendí un poco lo que había escuchado en aquellos susurros que inicalmente deseché. Ciertamente tengo que puntualizar algo. Decían que la novela estaba descompensada por que estaba mal documentada y eso la hacia cojear a la hora de que la visión de la historia desde todos los frentes y ángulos de los personajes fuesen totalmente perfectos y equivalentes.
No estoy de acuerdo con esa apreciación, pero tiene su explicación. No es que haya mala documentación para la realización de la obra. No, a mi ver el autor se documentó lo necesario para hacer una buena historia, una muy buena historia. Es cierto que aparentemente se puede dar a percibir por el lector que hay más consistencia cuando habla de personajes europeos, concretamente de lo que hoy es España, que si se mira a los japoneses. Tiene su explicación: Francisco Narla no es japonés. El autor puede intentar transmitir lo que ha recogido en la documentación que tiene respecto a lo sucedido puede documentarse también sobre el caracter de los ronin, la filosofia japonesa y otros muchos aspectos, incluso puede hablar con japoneses para que le expliquen sobre ello, pero es muy complejo siendo occidental transformarse en oriental para dar perspectiva a ese personaje y a esa sociedad y no siempre se logra de forma buena o realista por los que sean ortodoxos en ese punto pero mi apreciación es que Francisco Narla consigue llegar a un buen punto. A mi ver, hace lo mejor posible en el caso que le atañe. Usa un método que se usa mucho en el cine, en películas donde aparece un personaje oriental, o en series de televisión. Un sistema que yo llamo el método "Kung Fu" ( por la serie de TV, obviamente), pero que sirve también para las películas del oeste, por ejemplo.
Esa sensación de que habla mejor de unos que de otros es mala para la obra. No lo es, no necesariamente. Como decía lo importante muchas veces no es la coherencia total de ese perfil de la sociedad o de los personajes si no en lo que debe llegar al lector: la historia, la narración, la aventura.
Francisco Narla consigue darle ese juego de novela histórica y de aventura con toques de misterio o románticos. Es una gran obra por que sabe como transmitir la perspectiva de honor del protagonista con la de respeto a la voluntad de aquel al que ha servido hasta el último instante y se sigue sirviendo tras su muerte. Si "Assur" me enamoró cuando lo leí por su cercanía "Ronin" me llevo de la mano a Japón y su ideosincrasia, pero sin profundizar en ella más que lo suficiente para hacer comprender los sucesos y lo que nos vamos a ir encontrando en cada momento. Como las obras de Emilio Salgari juega con espadas, sucesos, aventuras, romance, siguiendo el esquema clásico del género que ya podemos encontrar también en obras de autores como Alejandro Dumas, y eso siempre es positivo por que salvo en casos muy específicos el lector, al menos asi fue en mi caso, no se aburre para nada con la obra y disfruta.
A mi ver es una obra que denominaría como irreductible como la aldea gala de los cómics de Asterix.
En definitiva, os la recomiendo con aínco y destreza. Vais a disfrutar muchísimo de su lectura.
Pero consejo para los muy ortodoxos en ciertos aspectos, leedla desde la perspectiva de las novelas historicas de aventuras tipo "Los Tres Mosqueteros" de Alejandro Dumas, "La Pimpinela Escarlata" de Orzcy, o "El Corsario Negro" de Salgari; o de las novelas del aventruas en el oeste.
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