Amigos Lectores:
El 2011 se estrena con un tono casi apocalíptico de nuestra sociedad, al menos de la sociedad tal y como la conocemos. Son tiempos de oscuridad y desencanto social, tiempos de rupturas ocultas bajo un soplo de modernidad.
En medio de este estado de cosas aparece una obra como esta. Una obra que reune en sí el lenguaje poético y el análisis político de una forma que deja al lector sin aliento en medio de las sombras de su propia oscuridad interior.
Mientras nos cuenta la historia de Claudia y Edgar nos ofrece ángulos inesperados de una situación socio político que forja la personalidad de los personajes y del lector. Hace una caracterización de Madrid nos dice la autora que "Madrid es una ciudad con un millón de muertos. Varios miles son argentinos." Y nos hace ver que nada hay que objetar a esa caracterización que suplanta la inercia del carácter vivo de Madrid.
Es una obra cuyo fondo temático va más allá del amor o del desamor, la soledad, o la forma de vivir. Es la invitación a reconocerse uno miso, a comenzar nuestro viaje personal físico, mental y espiritual con las ojos puestos en lo que sucede a nuestro alrededor.
La verdad, la obra recoge con buen criterio las relaciones sociales, políticas y humanas, y es capaz de provocar inolvidables desequilibrios que hacen meditar a los lectores. les hace pensar y nos hace pensar. Una capacidad que actualmente hemos recluido o han recluido bajo la marea del olvido.
Nos hace dar los primeros pasos en el camino de la creación de una sociedad y un forma de vivir distinta en la que los políticos no actúen sin contar realmente con la gente que les votó.
Vale la pena hacer una lectura tranquila y pausada de esta obra.
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