Hay escritores que se equivocan. Autores que más bien son profetas de males y catástrofes. Autores que son conocidos por los fracasos y ruinas de sus obras.
Escritores hubo que se dieron a conocer por la radio, y otros llegan ahora por Internet.
Se podría decir que esta obra crece irrumpiendo desafiante en la prensa y otros medios donde parecen olvidarla. Pero ni la prensa, ni la televisión son la obra, y son los lectores quienes vencen ese muro, lo saltan y nos muestran obras como esta.
Ha ocurrido y ocurre que a muchos autores y obras les cierran puertas. Son los lectores quienes dejan sus puertas entreabiertas a obras como esta abriéndoles su corazón y su hogar. E Internet, es el medio por el que se comunican, y por el que obras como esta siguen penetrando en los hogares, y en bibliotecas. La razón es que es un ejemplo capaz de entretenimiento que logra disputar el interés al la televisión. Se trata de una obra que no hace volar.
¿Cuántas novelas hemos leído como esta? ¿Cuantas nos entregan sus palabras, sus aventuras y sus sueños?
Con obras como esta se demuestra que la literatura goza de buena salud y se puede augurar que tendrá una larga vida. Esta obra en particular y su autora, gustan y se hacen gustar. Consiguen encerrarnos durante horas en la lectura del libro. Nos hace pensar, soñar y sentir. Hace vivir al lector tanto como a los personajes.
Es una obra intensa que trae a los lectores, sean de la edad que sean, juventud y plenitud.
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