Lectores de este blog:
Decían una vez que es complicado conseguir la meta deseada, más muchas veces no consiguiendo lo que el autor o en este autora se propone inicialmente si consigue alcanzar algo distinto, insospechado y original que puede estar al lado de aquel objetivo inicial o más allá.
Así que, ¿me ha gustado el libro? Podría decir que sí, pero con matices diversos que son totalmente subjetivos y nada tienen que ver con la forma narrativa o la historia en sí misma sino en sentimientos que se crean en uno al leer.
Expresaban en RTVE que era un libro que nadie podía dejar a medias. Yo soy la excepción, dado que a pesar de la prosa que navega por este mágico abismo de las letras en la nartiva de esta obra. Una narrativa que juega con ese lirismo redondo que une tres generciones, contando esa crudeza evocadora de unas vidas que con una dura historia hacen saltos en el tiempo desarraigando al lector como el desarragio y los segretos esombrecen a los personajes de la novela. Y, todo esto, lo digo sin llegar a terminarlo. Por razones diversas no me fue posible.
Lo bueno del libro es que la unión de los tres personajes centrales Adriana, Ruth y Belén son como ese párrafo de la página 78 donde se habla de Bidart. Se convierten en el regristro de lo que no se vé, no se cuenta y se oculta tras los muros de la historia.
Y, sí. No está esta para nada mal escrita, pero por alguna razón; tal vez más emocional que real, me ha parecido desbordada por tristeza, languidez, cansancio como si fuese una tromenta que no tranquiliza el alma y que nos enfrenta a la tragedia.
En todo caso, os dejo luchar con esas tres generaciones y que consigas lo que yo no logré : Terminarlo. Con todo, dentro de un tiempo creo que volveré a iniciarlo. Lo prometo. Entonces hablaré de él en el Podcast Annavalaina más profundamente. Así que atentos.