Mis buenos lectores:
Hoy estamos ante una tarde de tormenta, donde uno no puede coger y salir a sentarse con seguridad a un banco pues no sabe si lloverá o no de improviso. Así que al final he optado por ir a la Biblioteca Pública "Rosalía de Castro" que es la que tengo más cerca.
Una cosa que he tenido que hacer es preparar una portada que luego con la ayuda de la IA he colocado en un libro ficticio sobre una mesita. Más, el dibujo está hecho a mano y no lo hizo la IA.
Más vayamos al libro. Al interior, lejos de la portada.
Me siento entre los libros infantiles y sobre todo juveniles, pensando en las pocas veces que los adultos nos atrevemos a leer estos libros. Me apena eso mucho. Así que me siento para hablar del libro de Antonio Orejudo. Es un libro que yo mismo podría haber escrito y en consonancia, tal vez, con un artículo que escribí en 2018 en versiones distintas para dos publicaciones y cuyo tema eran "Los Cinco" y ese espíritu particular e inherente a la juventud de un tiempo que se ha, más que perdido, diluido en gran parte por nuestra propia culpa. Ya no dejamos a niños, niñas y jóvenes vivir aventuras como muchos de nosotros vívimos. Posiblemente no fueran las de "Los Cinco" pero si estaban inspiradas muchas veces por cosas que ellos hacían en los libros como ir de acampada y cosas así. Y, no. Ninguno de nosotros en nuestras correrías infantiles y juveniles conseguimos que arrestasen a contrabandistas de ningún tipo ni a ladrones empresariales o cosas similares. Más soñamos con ese tipo de aventuras y muchos han tenido un perro llamado Tim.
Este libro me ha recordado esa culpa, ese desvanecimiento de olvidar la aventura de ir en grupo solos, sin adultos a la playa, o recorrer acantilados, senderos, ir en lancha, bicicleta, crear cabañas, entrar en cuevas misteriosas, minas... En definitiva, jugar y soñar.
¿Sueñan hoy los niños? ¿Y los jóvenes? La novela de Antonio Orejudo nos enseña unos personajes que ya no son el mito, se humanizan; y, por lo tanto, se pierden y vuelven grises como nos sucede a nosotros mismos.
Sí, este libro podría haberlo escrito yo, más lo ha hecho maravillosamente este autor desde su perspectiva personal que tal vez yo es la mía ni la de otros lectores de los libros de "Los Cinco". Y, es que cada generación y lector es distinta de la precedente y la posterior y no todos tenemos la misma afinidad.
Concuerdo en que no es un libro redondo ni tampoco es un libro de una narrativa espectacular; y, por supuesto no esta escrito por Enid Blyton (¡Vete a ver como describiría a sus personajes con 40, 50 o 60 años más!) ni los personajes que presenta son los personajes perfectos que uno esperaría en un suerte de continuación de la saga de Blyton. No, más bien nos encontramos con algo que me recuerda a Valle-Inclán más que a Enid Blyton.
Así puedo asegurar una negativa rotunda respecto a que la obra sea una continuación. Más bien es una obra que nos traslada al boom de los 60 desde la visión del autor, se nos presenta a un Rafael Reis escritor y una reconstrucción de las vidas de Ana, Julian, Dick y Jorge (Jorgina) si estos hubiesen existido en nuestro mundo como seres reales. Lo hace desde una mirada triste, apagada, que nos habla de un gran fracaso: nuestro propio fracaso. Un fracaso que da igual que tengamos un superempleo en una gran empresa o banco, seamos profesores, barrenderos, músicos, artistas o gentes sin ningún trabajo. Habla de nuestro fracaso como sociedad a través de como terminan siendo los personajes de Blyton según la visión que se nos transmite en la novela de Orejudo.
Y, yo ahora miro los libros de Blyton en la estantería de la biblioteca y pienso en las nuevas generaciones de lectores tanto como en las pasadas que no se atreven a volver a leerlos. Pienso en cuántos niños y jóvenes leerán esos libros ahora en nuestros días. Vuelvo la mirada a esta novela "Los Cinco y Yo" y veo que, tal vez, ninguno porque como el autor no consigue que su libro nos llegue respecto a los de Blyton no conseguimos que estos libros calen de nuevo en jovenes lectores (claro, es que con novelas como esta ni de broma). No, no conseguimos que capten la atención en unas generaciones que viven en un mundo casi a lo "Código Lyoko" y ya no saben que es jugar y vivir aventuras en una naturaleza y una sociedad que siempre puede sorprendermos como pasa con esta novela de Antonio Orejudo.
En fin, no soy capaz de discernir si me aburrió la historia o me entristeció, pero creo que hubiese sido mejor si fuese más corta y precisamente del tamaño de las que Enid Blyton escribió para sus personajes.
Ahora bien, os invito tanto a leer esta como a leer las de "Los Cinco".