"El Hombre es la medida de todas las cosas, de las que son lo que son y de las que no son", decía Protagoras.
Es cierto que tiene sus contrapartidas pero, al leer estos primeros compases de la obra nos obliga a preguntarnos, ¿es tan terrible el amor? ¿es una mala enfermedad, un delirio?
En una palabra, la autora nos traslada un modelo de vida una posible filosofía. Y, la forma de narrar la hisotira atrapa al lector, lo acoge, lo hace pensar. Quiero decir con esto que la novela sirve para mostrar "algo", para probar nuestros sentimientos al respecto, cumple así una función educativa, y, por otra parte, acoge la posibilidad de que estemos en contra de ese planteamiento "anti-amor".
Casí podría ser una obra profética el camino que sigue la sociedad actual, y, por ello, es como una voz que grita en el universo literario, preparándonos para lo que podría suceder, allánando el camino para que suceda o creando una correinte en contra capaz de defender la nobleza y virtud del amor a sangre y fuego.
Estaría bien poder leerla completa para saber como termina; pero seguro que la obra es capaz de trasnmitir una serie de conceptos que encenderán una hoguera que no se apague en la mente de los lectores.
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