Dijo alguine una vez que: "El mejor escritor es aquel que consigue dejar impronta en el lector." Este es uno de esos casos.
Terry Pratchett ha creado un mundo que unas veces parodía y otras no las sagas de fantasía o elementos del mundo real encuadrándolos en la fantasía. Esta obra lo demuestra.
Se podría decir que como en otras obas el autor reinventa para el lector la fantasía. Es como un fénix que resurge de sus cenizas para mostrarnos un posible futuro desde la fantasía.
En la novela todas las ironías tienen una finalidad: atrapar al lector, confundirlo hasta abrirle los ojos a la realidad que le rodea. Podría parecer que le falta seriedad, pero yo veo lo contrairo. Por eso suele ser un autor tan alabado como apartado, pues algunos aspectos de su obra podrían tacharse de premonitorios.
Cuando uno coge el libro de este autor lo peor que puede hacer uno es compararlo con otros autores. Es cierto, que vamos a encontrar en esta obra algunos aspectos que nos van a recordar a otros autores. Sin embargo, en esta obra como en otras de Pratchett es distinta, está llena de guiños al lector. Y, el lector termina dejándose embaucar por la obra de tal forma que cuando se acaba, el lector ve el mundo con otros ojos.
Personalmente, reconozco que no es el tipo de obra que me gusta. pero he de decir también que es un autor certero y de principios. Su estilo literario en cada novela como en esta me lo confirman.
Por mi parte sólo puedo decir que es una obra coherente con el estilo del escritor, con una trama y argumento claros (cosa que le lector agradece), con una gran fuerza y una expresividad que subyugan. La verdad, es una obra con alma propia, una obra especial y excepcional que puede interesar leer.
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