Una vez leí en un libro las siguientes palabras:
"Pero el Este es aún el Este,
y el Oeste es aún el Oeste."
Con esas palabras y los versos del poeta Luis Chamizo me enfrenté a este libro una tarde mientras caminaba sacando fotos por Chantada, en Lugo. Recuerdo que un conocido crítico literario no sin razón en una entrevista que le hicieron decía que cuando se habla de un libro de un autor se pueden citar otros libros y autores pero no compararlos. Literalmente puntualizaba "no hago comparaciones; son estúpidas y no me interesan."
Vemos "trailer" escrito en el título y si no hay nada más en esa portada podemos pensar en camiones, en cine y en películas de camioneros (que en estos tiempos andan movilizándose por temas varios que nada tienen que ver con esta novela). Un poco este libro es así a pesar de su tamaño como un camión que avanza por una larga carretera o como esa película que pervive en el tiempo a pesar de otras muchas que se ruedan y estrenan.
Por otro lado, es también como una partida de damas cuyas reglas son tres; no se tiene derecho a jugar dos veces seguidas, sólo se tiene derecho a avanzar y retroceder esta prohibido; y, finalmente, que quien logra llegar al lado opuesto tiene derecho a ir a donde quiere. Son a mi ver las reglas con las que uno como lector debe lanzarse a leer esta novela cada vez que la tenga entre sus manos.
No es esta obra para Fran Alonso tal vez como "Los Cuentos de Canterbury" fueron para Chaucer, pero si es como el chartreuse al paladar de un experto en buenos licores. Sé por eso mismo que si llegáis a leerla muchos de vosotros la disfrutaréis tanto como yo la he disfrutado.
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