Amigos lectores:
Hace cinco años se publicó este libro. Hace cinco años yo esperaba un ejemplar para leer y hacer un comentario. Hace cuatro años esperaba poder lograr hacer una presentación de la obra en Arzúa.
El tiempo ha pasado. Las palabras siguen existiendo con la misma fuerza y poder que entonces. Las palabras siguen contanto una historia que podrá gustar más o menos a los lectores. Y, en cierto modo, nos encontramos con algo que podría a algunos recordar el latido de esa "Historia desde Abajo" de Jim Sharpe o los versos siguientes de Pablo Neruda:
"¿Se va la poesía de las cosas
o no la puede condensar mi vida?
Ayer -mirando el último crepúsculo-
yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.
Las ciudades -hollines y venganzas-,
la cochinada gris de los suburbios,
la oficina que encorva las espaldas,
el jefe de ojos turbios.
Sangre de un arrebol sobre los cerros,
sangre sobre las calles y las plazas,
dolor de corazones rotos,
podre de hastíos y de lágrimas.
Un río abraza el arrabal
como una mano helada que tienta en las tinieblas:
sobre sus aguas se avergüenzan
de verse las estrellas.
Y las casas que esconden los deseos
detrás de las ventanas luminosas,
mientras afuera el viento
lleva un poco de barro a cada rosa.
Lejos… la bruma de las olvidanzas
-humos espesos, tajamares rotos-,
y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean
los bueyes y los hombres sudorosos.
Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,
mordiendo solo todas las tristezas,
como si el llanto fuera una semilla
y yo el único surco de la tierra."
Sí, los versos de Pablo Neruda son los más adecuados para lo que late en el camino de las palabras que página a página nos entrega esta obra y también una historia de Burgos.
Es maravilloso ver ese espíritu que casi recuerda a Don Benito Pérez Galdós y sus "Episodios Nacionales" expuesto en una obra más moderna y adecuada a nuestros tiempos. Aunque no tenga la narrativa de Chamiso en "El hombre que perdió su sombra" nos traslada esta obra como la sociedad es capaz de perderse y perder su propia sombra tanto como de luchar para recuperarla o que aunque no estemos ante el discurso de un Arthur Neville Chamberlain iluminado que alienta a las masas si se nos ofrece en sus palabras una composición del alma popular, del latir del corazón, de una sociedad que grita, lucha, llora y ríe en un ente digno de leerse mientras se escucha una zarzuela como "La Tempestad" o "El Puñado de rosas", pues como ambas zarzuelas tiene ese ritmo que nos atrapa aun sin ser ficción o una novela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí puedes dejar lo que te parece cada uno de los comentarios.