Queridas gentes apasionadas de la lectura o del cómic (es lo que toca en este comentario):
Decía una vez el ponente de una charla que un tebeo o un cómic "es el amago de una historia". No comparto esa idea. Menos con ciertas obras que he podido ver y tener entre mis manos. Podría decir también que es el caso que hoy nos atañe.
Un cómic con una historia, bien construido, puede hacer que te mantengas en pie, te congeles y corras para hacer que un simple escalofrío recorra tu espalda. Ni es un amago ni un simulacro. Tras él siempre existe sudor y trabajo en una refriega entre el creador y la página en blanco desde dos aspectos diferentes pero igual de llenos de dificultades y peligros. Me refiero a la parte de guión y a la dibujo.
¡Qué lectura! Tengo que decir mirando a este cómic de hoy.
Más la obra me ha soprendido más en esta ocasión que la primera vez que la leí o miré. Sólo ha sido, donde la mirada se pierde, por esa forma de hacer uso del código de la comunicación y lo que me traslada a mi como receptor.
En él vi páginas, como diría Manuel Pacheco:
"(...) donde gritan las manos alargadas,
las voces de los hombres carcomidos(...)".
Eso es algo muy actual, muy de nuestros días, muy de nuestras noticias o de los noticias que nos llegan a través de diversos medios de comunicación.
Con ello disfruté de la sencillez que me transmitía en todo momento y en todos los niveles desde ilustración a guión sin plantearme debatir su calidad o la fluidez de su narrativa a nivel visual.
No, los cómics, como en este caso, tal como he dicho en un inicio, no son amagos de historias como en este caso contadas de una forma orgánica incluso por instantes dramática que sentí que daría un buen corto cinematográfico, ante el conjunto de posibilidades como animación, sobre todo por su enfoque y su capacidad para hacer que el lector haga la praxis de pensar sobre lo que se está mostrando ante sus ojos.
Escuchaba ayer a D. Javier Garcia hablando sobre la templanza y como esta ayuda a controlar esos aspectos que quieren salirse de control, o de tiesto (como dice cierto conocido que tengo), en nuestra vida o en la sociedad. Y, ciertamente, un cierto sentido de templanza descubrí en este cómic de Mariano Casas cuando lo leí.
Asi que si podeís, echadle un ojo.
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