Lectores:
Cuando J.R.R. Tolkien creo la Tierra Media y las diferentes lenguas de sus pobladores posiblemente no se esperaba lo que llegaría después.
Nos dio a los lectores un ejemplo de lo que fue capaz de hacer para que otros también pudiesen hacerlo. Muchos se espantaron de lo que hizo, por que veían su estilo como algo "infantil". Para asombro de todos, antes de que sus idiomas inventados fuesen olvidados comenzaron a brotar en nuestro mundo real. Un brote aquí, otro allá, usando como raíz lo que Tolkien escribió. Así han surgido obras como esta con un claro sentido divulgativo, filológico y literario; pues, los idiomas son la forma de hacer vivir un pueblo; y, los elfos, son unos seres muy enraizados en los tradiciones occidentales.
Así, una lengua sin pueblo real, inventada, que podría ser despreciada y evitada por lo hombres, se convierte en un elemento vivo, de estudio. Se convierte con obras como esta en un lengua tan viva e incluso más viva que muchos idiomas y lenguas que hablaron los hombres en algún momento de la historia de la humanidad.
Es más gracias a esta obra, muchos estudiosos de Quenya, sindarin o eldarin, que hablan lenguas tan distintas como inglés, alemán, francés, castellano, japonés o árabe pueden entenderse.
Quizá ni Tolkien cuando creo el élfico ni Luis Glez. Baixauli cuando escribió esta obra se lo esperaran pero ya hay grupos de música que cantan en la lengua de los elfos, gente que escribe cartas y se comunica por escrito en ese diosa, se ha creado una universidad virtual que lo estudia.
Por tanto, creo que es un libro que es interesante tener junto a los del propio Tolkien en vuestra biblioteca particular.
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