Si bien las obras clásicas de misterio y crimenes se centraban en un lugar determinado o un país, como en las de Sherlock Holmes o similares. Ahora nos encontramos con una obra de misterio que se acerca mucho a las obras de Dan Brown, salvando tema y estilo, o a las obras de espionaje tipo James Bond o las de Ken Follet o Frederick Forsyth.
El autor hace un juego arriesgado para hacer la obra creible, contar detalles concretos sobre espionaje o política, los escenarios de Nueva York, Roma o Madrid, e, incluso la presentación de la política internacional del momento. Ese juego si uno no se fija en los detalles sí se le hace creíble y hasta cercano; pero si relee la obra encuentra pequeñas inconsistencias que desestabilizan el conjunto de la narración.
Pienso que para haber sido escrita por alguien que ha estado en su momento en el gobierno podría tener un mayor conocimiento de causa y con ello darle más realismo, le falta eso precisamente, realismo.
De todas formas, la obra es entretenida, sigue los canónes generales de la novela de misterio y el desenlace final se hace realmente interesante. Con lo cuál si podría ser una buena obra de misterio para leer, pero no para todos los públicos, yo la propondría para mayores de dieciseis o dieciocho años, pues algunas escnas y escenarios tienen la crudeza de las imagenes que pueblan indebidamente nuestros informativos muchas veces, imagenes plagadas de sangre, dolor y muerte.
Por lo tanto, podría ser interesante leer la obra y comentarla, comprenderla y evaluarla. Eso hace necesaria una neutra recomendación de la obra aunque su valoración sea positiva como ficción o, ciertamente, negativa en realismo.
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