Lectores que os adentráis en el interior de estos comentarios:
Sin hablar de la película, claro está. Sin hablar de lo poco que se lee a este autor. Sin hablar de la prosa cuidada y particular que transmite. Así, en pleno siglo XXI, nos muestra la escondida calidad de la literatura.
La obra es como una confesión que pervive durante muchos años, demasiados años, que el protagonista no siente el perdón en su corazón. Quizás es con la llegada de las nietas cuando el protagonista piense que el daño no da nada.
Es verdad que el daño nada da, nada produce, nada regala, salvo dolor. El autor nos envía el mensaje con discreción, humildad y comprensión del sentido tradicional de la vía y las costumbres. De recuerdos, incluso. Es cierto que estos valores de discreción, humildad, de compañía y recuerdo no se cotizan gran cosa en nuestros días. Y eso que hacemos esfuerzos por pensar lo contrario.
La obra nos muestra que el daño, el odio, el romper lazos nada da. Nada practico, se entiende. Quizá por ello, el autor, consciente de ello, hace que los protagonistas se retraigan, que se refugien en las zonas umbrías que tiene nuestra mente. Porque como la historia y los protagonistas, las realidad es sensible a historias semejantes. Son historias que muchos ocultan, medio por vergüenza y medio por orgullo. no por ello son dignas de ser conocidas por el resto del mundo, pues con final feliz o un triste dolor no dignifican al ser humano.
Quisiera pedir un favor, cuando podáis leed esta novela, tratad de comprender a los personajes. Quisiera que los lectores viesen más allá de un película o de mensaje diario que transmite la televisión al tomar contacto con esta obra. Estoy seguro que sabrá descifrar el mensaje de esta gran obra. Sin temor. Guardando en su interior el secreto mensaje. Y, por supuesto, viendo su conexión clara y profunda con la realidad de su época y de la muestra.
Seguro que hada meditar al lector…
Con el libro en las manos…
Al menos el tiempo que lo tenga en ellas...
Sin hablar de la película, claro está. Sin hablar de lo poco que se lee a este autor. Sin hablar de la prosa cuidada y particular que transmite. Así, en pleno siglo XXI, nos muestra la escondida calidad de la literatura.
La obra es como una confesión que pervive durante muchos años, demasiados años, que el protagonista no siente el perdón en su corazón. Quizás es con la llegada de las nietas cuando el protagonista piense que el daño no da nada.
Es verdad que el daño nada da, nada produce, nada regala, salvo dolor. El autor nos envía el mensaje con discreción, humildad y comprensión del sentido tradicional de la vía y las costumbres. De recuerdos, incluso. Es cierto que estos valores de discreción, humildad, de compañía y recuerdo no se cotizan gran cosa en nuestros días. Y eso que hacemos esfuerzos por pensar lo contrario.
La obra nos muestra que el daño, el odio, el romper lazos nada da. Nada practico, se entiende. Quizá por ello, el autor, consciente de ello, hace que los protagonistas se retraigan, que se refugien en las zonas umbrías que tiene nuestra mente. Porque como la historia y los protagonistas, las realidad es sensible a historias semejantes. Son historias que muchos ocultan, medio por vergüenza y medio por orgullo. no por ello son dignas de ser conocidas por el resto del mundo, pues con final feliz o un triste dolor no dignifican al ser humano.
Quisiera pedir un favor, cuando podáis leed esta novela, tratad de comprender a los personajes. Quisiera que los lectores viesen más allá de un película o de mensaje diario que transmite la televisión al tomar contacto con esta obra. Estoy seguro que sabrá descifrar el mensaje de esta gran obra. Sin temor. Guardando en su interior el secreto mensaje. Y, por supuesto, viendo su conexión clara y profunda con la realidad de su época y de la muestra.
Seguro que hada meditar al lector…
Con el libro en las manos…
Al menos el tiempo que lo tenga en ellas...
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