Yo, he vuelto a leer esta obra después de mucho tiempo, por voluntad propia y sin sentirme obligado, por ello puedo escribir lo que ahora sigue con libertad a vosotros futuros posibles lectores de esta novela.
Esta es una obra sobre el amor. Sobre el amor que se conoce sólo una vez cuando se tienen quince años. Quizá ese primer amor que nunca se pueda olvidar, esa persona que siempre permanecerá en nuestro recuerdo por ser la primera que llego en un sentido romántico a nuestro corazón.
Nos hace la novela recordar ese primer amor humilde, que busca la justicia con el fuego de la juventud. Es ese primer amor que llena de dicha, pero que deja un vacío cuando se pierde. ¿Quién no se ha enamorado alguna vez? ¿Quién no ha amado a alguien fuese o no correspondido?
Fijaos entonces cuando la leáis, no hay en ella una filosofía profunda, ni héroes poderosos, ni aristócratas misteriosos; todo lo contrario, nos muestra lo humano de la juventud y de su amor, una fuerza capaz de humillar a los más sabios. Eso es algo único pues si por alguna razón alguien ha conocido ese tipo de amor y después lo ha perdido. Lo normal es que cuando nueva mente busque ese amor busque algo semejante. Sin embargo, muchas veces cuanto mejor no es que ese amor se quede en algo romántico para que permanezca un recuerdo inspirador como una musa.
Por todo ello, se puede decir que la novela de Agustín Fernández Paz rompe con su luz el muro oscuro que encierra nuestros recuerdos como la aurora rompe ña noche para abrir camino al día.
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