Amigos de la magia y la lectura, de la música y el misterio:
Siempre existen historias que merece la pena continuar de algún modo; y, ciertamente, la clásica historia de "El Fantasma de la Ópera" de Gastón Leroux es una de esas historias. Sin embargo, si ya tiene misterio suficiente el descubrir la tumba del protagonista de esa historia, la autora hace que el protagonismo recaiga sobre un instrumento musical, un violín.Pero al leer la obra vemos que no es un violín cualquiera. Primero, es un violín que supuestamente, Erik "El Fantasma de la Ópera" hizo a mano. Segundo, en algún momento se deja caer en que guarda parte del alma o el alama completa de su hacedor. Y, tercero, el misterioso símbolo o grabado, la lira de Apolo con las cabezas de serpiente que une esta historia con el santuario de Delfos. Lo que que más en dicho grabado aparece la inicial E que hace que Bernar ratifique su procedencia.
Es obvio que la autora con todo ello podría haber creado una gran historia. Sin embargo, la verdadera coprotagonista junto al violín será Christelle, la sobrina de Bernard, una joven violinista de 25 años que estudia en la Cité de la Musique.
La obra recrea toda una historia que transmite la ancestral belleza que sólo se puede comparar con el conocimiento que las musas dan a los artistas de vez en cuando.
Así la historia de Christelle y del Violín Negro entra o enlaza con una historia muy anterior que incluso enlaza con los mitos griegos.
Ciertamente esta obra nos muestra el don maravilloso que tiene la autora para ambientar y recrear una historia a partir de otra historia anterior de una forma incluso estratégica que hace que en cierto sentido el lector se entristezca ante algunas de las imagenes que nos transmite.
Es, sin lugar a duda, una obra digna de la biblioteca más selecta y que debería colocarse al lado de "El Fantasma de la Ópera" de Gastón Leroux.
Es obvio que la autora con todo ello podría haber creado una gran historia. Sin embargo, la verdadera coprotagonista junto al violín será Christelle, la sobrina de Bernard, una joven violinista de 25 años que estudia en la Cité de la Musique.
La obra recrea toda una historia que transmite la ancestral belleza que sólo se puede comparar con el conocimiento que las musas dan a los artistas de vez en cuando.
Así la historia de Christelle y del Violín Negro entra o enlaza con una historia muy anterior que incluso enlaza con los mitos griegos.
Ciertamente esta obra nos muestra el don maravilloso que tiene la autora para ambientar y recrear una historia a partir de otra historia anterior de una forma incluso estratégica que hace que en cierto sentido el lector se entristezca ante algunas de las imagenes que nos transmite.
Es, sin lugar a duda, una obra digna de la biblioteca más selecta y que debería colocarse al lado de "El Fantasma de la Ópera" de Gastón Leroux.
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