Lectores:
En ocasiones uno llega a un libro cuando se encuentra con otros lectores leyendo como en una fiesta de lectura.
En mi caso yo me tropecé con esta obra de Dashiell Hammett por primera vez cuando precisamente estaba buscando un par de libros de José María Gironella en una biblioteca. Precisamente, para una fiesta de lectura y recomendación de libros que hacían mis amigos neoyorquinos y en la que yo participaría online. Lo mío fue tropezarme literalmente con ella pues cogiendo en mis manos "Los cipreses creen en Dios" y "La marea" al girarme mi pie izquierdo golpeo algo en el suelo. Era este libro de Hammett, "La llave de cristal".
Como parecía que algún ser misterioso quería que lo leyese lo recogí y me lo llevé. Sería el tercer libro que se vino conmigo y el tercero que recomendé en aquella suerte de "reading party" que como dije organizaban mis amigos de Nueva York del Club Inklings Español. Esa sería la primera vez con esta obra más no la última.
La última vez me encontré con ella en el bookcrossing de Arzúa. Así que la cogí y la volví a leer.
Con un frío glaciar comencé su lectura y me pareció que tenía un algo con la obra "El molino" de Gjellerup, pero no sabría decir exactamente que sólo sé que me trajo a la mente esa obra, pero también me recordó incluso ese programa de la familia que vive en Alaska, y sin embargo, nada tiene que ver con lo que vive esa familia salvo quizás en como los personajes actuan ante ciertos hechos que se presentan ante ellos, sean un oso o un misterio. Más leerlo para mi fue como una lucha de gladiadores en un circo de hielo. Pese a ello descubrí con maravilla descripciones de lugares en la ciudad, el pueblo o más bien los conglomerados habitacionales de personas que pueden ser una simple casa o una gran ciudad que me recordaban esas fotografías de los suburbios de Glendale sacadas en blanco y negro. Si, me recordaban las fotos de ese lugar de Los Ángeles que precisamente no es un glaciar per si se siente como tal en esas fotos.
En cualquier caso, esta obra de Dashiell Hammett es un carrillón que mezcla la musicalidad de Mozart y Haendel con ese toque particular de Beethoven o Bach.
Si, creo que la música clásica con un ligero toque de jazz o blues es perfecto para describir esta obra tanto como lectura, por como resuenan las palabras en el lector, como también desde una perspectiva emocional que deja huella en el lector como las composiciones de Gluck en óperas como Orfeo.
No estamos ante la obra de un hombre escritor sino de un caballero escritor que se muestra ante el lector como un Gobelin que juega con la alta técnica narrativa o esa trama vertical que parece rehuir a los personajes como una cadena de oro que se oculta entre neis.
si otras obras de este autor me sorprendieron por como cuenta la historia, por como narra, por como escribe, en el caso de esta me sorprendió por sentir que como lector me aventuraba por un desierto del Gobi plagado de edificios vacíos y vigilantes como en una escena de "Soy leyenda".
Muy recomendable su lectura.
