Algunas veces la acciones que realizamos, nuestros pensamientos, como si fuesen una falsa religión nos adentran en la oscuridad y la bruma que anida unas veces en nuestro interior y otras nos rodea. Nos hace vernos o ver a otros las buenas o malas acciones que realizamos todos como algo diabólico.
Me lancé, como cruzado, de esta forma, a recuperar una tierra sagrada, a leer esta obra de Lola Gándara. Tomé cada página, conquiste cada capítulo y retuve elementos de ella que muchos otros lectores, comentaristas o críticos desecharon.
Me encontré con que la novela era más profunda de lo que había supuesto de lo que en ocasiones suponen cuando la recomiendan entre las lecturas para los estudiantes. Desde que la inicié hasta que la finalicé siempre he encontrado avances pero también desventurados personajes. Mientras me aproximaba al final, el libro realzó mis pensamientos y mi interés por algunos aspectos que presentaba en su forma de narrar. Me estimulaba su interpretación de la realidad mundana.
Fue para mi una obra nuevamente descubierta no hace mucho, rescatada de la memoria para que os la recomiende a todos para esparcirla por toda España, por toda Europa y el resto del mundo.
En español, gallego o inglés, en el idioma de vuestro lugar de residencia o en aquel en el que os sintáis más cómodos en la actualidad. No obstante, leedla, sin importar la lengua. Concededle una oportunidad a su lectura y disfrutad del mérito de ese descubrimiento.
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