Para muchos hoy las alcahuetas son personajes anticuados, para otras personas no. Es cierto que en casi todos los aspectos está olvidado, pero libros como este insisten en que recordemos que han existido y existen las alcahuetas… las celestinas…
Para el lector que acepta su lectura, le bendice con un hermosa historia de amor que siembra en sus entrañas el deseo de esos sentimientos. Para los personajes, que viven aventuras y desventuras, sobresaltos y sueños, les da esperanza e incomodidades. Pues toda insistencia , que da a la vida el amor, se convierte en el ocaso de un destino. Es un suspiro por la separación, una replica del mito del Sol y la Luna, con la diferencia de que aquí la celestina es la tierra que une a los enamorados mediante sus artes. Es la obra una tensión agridulce, de noches en vela, y de silencios que penan el vacío de la exultan alegría de la primera sonrisa, de los guiños y las palabras entregadas al amor.
Quizás el lector más joven crea que hoy esto no sirve de nada, quizá piense que es un obra de clásico y dorado realismo que actualmente está fuera de lugar.
Pero algunos puede que sepan escuchar a tiempo su mensaje, nacido del amor, nacido del destino.
La obra lleva al lector a recorrer con sus personajes el camino del amor con su fuerza y su dolor. A su lado la sombra de la alcahueta, la celestina, que intenta unir o separar parejas con la certeza de la tristeza que acompaña sus pasos.
Es una obra que sabe asombrar al lector al comprobar cuantas formas puede adquirir esa celestina hoy en día y cuantas cosas puede sentir un corazón enamorado, sobre todo si está lejos del ser amado.
No defrauda esta obra. Es un clásico y todos deberíamos leerlo alguna vez.
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