Creo justo de unira estas dos obras en un único comentario por si contenido y por su forma. La autora como los poetas románticos se deja llevar por sus emociones, sin poner ningún filtro que depure lo que desea expresar su inspiración por esa emoción.

En las dos obras las consignas de amor y libertad aparecen entendidas como impulsos que sirven para restaurar los valores morales perdidos, pero también hace irrumpir con fuerza arroyadora el individualismo personal, la lucha por los derechos de la mujer, la fe en el verdadero amor y la verdadera amistad, y la limitación de poder de unas personas sobre otras. Son ideas que impregnan las dos obras de forma apasionada para bien o para mal. En ambas se expresa parte del alma exaltada de la autora que choca con su propia realidad, un choque que le produce un profundo desaliento proyectándose una evasión o fuga de su propia realidad.
Como Rosalia de Castro, la autora no se olvida del dolor, tanto ajeno como propio, y es sensible a las emociones. Su estilo poético es el de un lírismo intimista, sencillo de forma y ornamentos que hace resaltar más los profundos sentimientos de la poétisa. A su vez nos muestra admirablemente pero de forma subjetiva ciertas realidades sociales desde una perspectiva íntima y personal. Muestra una pureza diáfana a la hora de expresar unas emociones hondamente sentidas por su propio yo profundo que nos hace remontarnos a los románticos clásicos para encontrar algo similar.
Decía Becquer en sus Rimas:
"Podra no haber poetas,
pero siempre habrá poesía."
Estas obras son un ejmeplo claro y directo de esas palabras. Unas obras tan profundas que son capaces de entrever el perfil psicológico del alma de su autora.
En definitiva, unas obras preciosas, a las que ni siquiera los contenidos más carnales desmejoran, y a las que hace falta únicamente corregir algunos detalles, pero que serían muy interesantes para poder ser editadas por alguna editorial.
En definitiva, unas obras preciosas, a las que ni siquiera los contenidos más carnales desmejoran, y a las que hace falta únicamente corregir algunos detalles, pero que serían muy interesantes para poder ser editadas por alguna editorial.